viernes, 27 de mayo de 2011

fieldtrip

no lo pierdes, si nunca ha sido tuyo...
Y con esa frase las pequeñas piedras fueron sacudidas del zapato. Una vez más el camino habría de ser recorrido, esta vez sin mapa ni rumbo fijo, solo con la dirección del viento como brújula. Era temprano, aunque tampoco era tarde para nada, porque hoy ya no había trabajo a donde ir, ni formularios que llenar, ni teléfonos que contestar, solo el día (una sucesión de días, continuos con sus noches) por delante. Así que la decisión de tomar un café sin prisa pareció buena sino evidente.

Por que así debía de ser la sensación de abandonarlo todo y olvidarlo todo, de empezar a existir un dia como si antes no hubiera existido nada. Así debia ser empezar con un nuevo nombre, llegar a la cafetería vacía y pedir una taza por primera vez y que el dueño no supiera quien eras y le pudieses contar una vida diferente, inventada si querías, increíble, inédita o tan común como la servilleta que apretabas.

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