sábado, 24 de mayo de 2008

tinta negra

con un trago en la mano escribe los versos, siempre como esos, de los se desgranan en dientes repartidos por el suelo y dentro de la garganta seca ahora por tantas noches de gritos a la luna, se genera un nudo grande que amenaza asfixiarlo. Calma, le dice el gato que aprovecha un descuido para subírsele a las rodillas para mirarlo a los ojos, y por un momento, los ojos amarillos se le transforman en dos soles.

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