miércoles, 21 de mayo de 2008

trescincuentaycuatro

Mi mano recuerda la suave caricia,
del cabello dorado tostándose al sol...
y sobre mi piel fría, la luz clandestina,
que escapaba clara de su mirada azul.

Reposa ahora esta mano vacía,
apretando triste un recuerdo enfermo
que muere de a poco en el instante mismo
en que vuelven los ojos a mirar al sur...

1 comentario:

Karlo Ibarra dijo...

hermoso poema, me gusta mucho clau clau